Un minuto con Dios

0:00

Alguien escribió que en el corazón de todo hombre duerme un santo y, al mismo tiempo, duerme un pe­cador; un vulgar hombre, quizá hasta un criminal y también un santo.

Cada uno de nosotros ha de cobrar conciencia de eso y cada uno de nosotros deberá despertar en sí al héroe y al santo, dejando aletargados al pecador y al criminal.

Si es bueno que el hombre vulgar quede adormecido y anulado en nuestro interior, no será bueno que el santo y el héroe sigan durmiendo e inactivos.

Todos llevamos dentro de nosotros mismos un blo­que de mármol, del cual podemos tallar o la imagen de un bufón, o el busto de un poeta; de nuestra vida podemos hacer, la del hombre que tiene miras rastre­ras, o la del que vive para hacer el bien y para sus­citar la inquietud de hacer el bien.

“Sabemos que la Ley es espiritual, mas yo soy de carne, vendido al poder del pecado. Realmente mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que quie­ro, sino que hago lo que aborrezco” (Rom, 7, 14-15)

No te extrañes de experimentar en ti también esta ley del pecado: la inclinación al mal; humíllate como el apóstol y, puesta la confianza en el Señor, sigue en tu esfuerzo por ser cada día un poquito mejor.

Y esto a pesar de tus caídas.

Tambien podria interesarte

0 comentarios

Popular Posts